Esta era digital que estamos vivenciando es un marco de continuo cambio. Una tendencia en estos tiempos es el aumento de las posibilidades en tecnología, la disminución de costos, y la concentración en un mismo dispositivo de utilidades antes diferenciadas. Esto potencia el uso que hacemos de la tecnología. ¿Pero cómo afecta a los jóvenes? No podemos negar que los dispositivos tecnológicos son objetos de consumo que generan un efecto de captura en la juventud, se trata del poder de cautivar de las tecnologías digitales.
Los jóvenes de hoy están rodeados en sus vidas cotidianas, por una sobreabundancia de estos objetos que son, como los smartphones, instrumentos técnicos multifuncionales.
La virtualización de los espacios públicos y privados exige la adaptación de las personas, como ciudadanos o consumidores. A su vez, esto cambia no sólo sus formas de conectarse al mundo material, sino sus relaciones humanas.
Como pez en el agua!
Hoy son muchas las denominaciones que definen a los jóvenes que han nacido inmersos en Internet: nativos digitales, ciberculturas juveniles, millennials, generación y, etc. Esta época digitalizada de profundos y continuos cambios tecnológicos genera en la juventud nuevas formas de hacer, de pensar y de sentir en el mundo, se hacen a sí mismos y crecen en ese encuentro virtual.
Aparecen en estos tiempos nuevas formas de comunicación con características propias. Ni mejores ni peores. Antes, las cartas y los teléfonos; hoy, los mensajes instantáneos, chat y audios. La cultura de la imagen frente a la cultura del texto escrito, más utilizado a nivel escolar. Antes, diálogo, debate y reflexión que requerían un tiempo prolongado para poder desarrollarse, y hoy, la sociedad del vértigo, la fragmentación, el salto de una secuencia a la otra.
Pero los millennials no son simples agentes pasivos de consumo, sino activos y partícipes de las propuestas que les ofrece internet. Perciben el consumo de medios tecnológicos y sus contenidos a través de Internet como una actividad libre, y que se adapta mejor a sus necesidades sociales, culturales y psicológicas. Los jóvenes conectados a redes sociales, whatsapp o Facebook, hacen circular sus conocimientos y estados de ánimo, y adquieren información y amigos. Es una sub-cultura con otros registros de comunicación, hábitos nuevos y distintos de aquellos que nos forjaron a los que fuimos jóvenes en otras décadas, y éstos inciden en el lenguaje construyendo nuevas representaciones sociales.
Juventud, divino tesoro
Las tecnologías digitales en los jóvenes, como el uso continuo del celular, modificó sus relaciones familiares, a la vez que amplió sus vínculos complementariamente a los amigos en la vida real. Pero también la tecnología les proporciona a los adolescentes el marco de libertad necesario para su maduración, dentro del proceso de búsqueda de identidad que atraviesa la complejidad de la época digital que estamos presenciando.
Pero los millennials no son simples agentes pasivos de consumo, sino activos y partícipes de las propuestas que les ofrece internet.
¿Cómo aprovechar estas tecnologías que las generaciones más jóvenes han crecido usando? Los docentes y directivos de colegios son concientes de que las tecnologías hacen que el aprendizaje se produzca de forma más activa, siendo el joven el centro de la producción de saberes. ¿Pero deciden con determinismo incorporar éstas a las aulas? Estando los docentes preocupados por mantener interesados a los alumnos cada vez más desmotivados, creemos que optar por la implementación de aulas virtuales dentro de las clases convencionales, sería una forma de incorporar el mundo juvenil a la educación tradicional, y ayudaría en gran medida a una mayor productividad en el aprendizaje.
La razón fundamental para adoptar un enfoque centrado en el alumno es que se ha demostrado que es más eficaz para promover el aprendizaje productivo. Un enfoque centrado en el alumno no descarta el uso de nuevas innovaciones tecnológicas. Sin embargo, requiere la adaptación de esas innovaciones de forma que respalden los procesos de aprendizaje humano. Como por ejemplo, incorporar tecnologías de vanguardia y de sumo interés para los jóvenes, como las redes sociales y el aprendizaje móvil (m-learning), en su repertorio de capacitación impulsado por aulas virtuales.